El 8 de marzo se festeja el Día Internacional de la Mujer, cuyo origen está ligado, en sus dos posibles vertientes, a la reivindicación de los derechos políticos, cívicos y económicos de la mujer.
Cuenta una de las historias que el 8 de marzo de 1857, un grupo de mujeres empleadas de una fábrica textil de New York organizaron una multitudinaria huelga para reclamar igualdad con respecto a los salarios de los hombres, que en aquel momento eran hasta un 70% más altos. La manifestación fue dispersada por la fuerza pública, pero esas mismas mujeres crearon el primer sindicato femenino años después.
Hay otra versión que alude el origen del Día Internacional de la Mujer a 1910, año en que se celebró –el 8 de marzo, claro- la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, Dinamarca. Dicen que en dicho encuentro fue cuando realmente se estableció la fecha tal como la celebramos hoy.
El rol de la mujer en la sociedad ha ido evolucionando con el correr de los tiempos, aunque siempre guiado por la reivindicación de los derechos y el deseo de igualdad como motor.
Se habla de una sociedad eminentemente machista aunque, si nos remontamos a la era más primitiva de la historia de la humanidad, la cuestión de mantener a la mujer relegada del trabajo se habría originado en el deseo de protección del hombre prehistórico. Desde aquel entonces, se naturalizó el hecho de que la mujer se quede a cargo de la casa y de los hijos mientras el hombre salía a buscar el pan.
Recién a mediados del siglo XX, se presentó un verdadero quiebre en la composición de la sociedad: los hombres europeos tuvieron que ir a la guerra, y entonces fue la mujer quien, además de administrar la casa, comenzó a labrar el campo, y a ingeniárselas para generar ingresos fuera del hogar. Hubo incluso algunas mujeres que, tras las bajas sufridas durante la Segunda Guerra Mundial, abandonaron el rol de enfermeras y se alistaron dentro de sus ejércitos.
Fueron la necesidad, la valentía y la voluntad de servicio, el novedoso pasaporte hacia un territorio históricamente masculino.
En nuestro país, ocurría algo semejante en términos políticos: en septiembre de 1947 se obtenía la sanción de la ley 13010 que consagraba el voto femenino, un verdadero punto de inflexión cuyo principal estandarte es la figura de Eva Perón.
Estos hitos modificaron sustancialmente la configuración de la sociedad, y fueron conduciendo, en los años subsiguientes, al surgimiento de nuevos estereotipos femeninos que se alzaron desde diversos ámbitos, contra los estándares de la sociedad patriarcal. Cocó Chanel fue uno de los íconos de esta revolución, y la moda su campo de batalla: acabó con los trajes y vestidos pesados, que restringían los movimientos de la mujer, para en su lugar imponer el concepto de prêt-a-porter, contemplando las necesidades estéticas de cada una, sin importar su clase social.
Para fines de siglo, los roles estaban prácticamente equiparados: ya no sólo había mujeres que copaban las universidades, empresas que nombraban gerentas y presidentas capaces de comandar un país entero, sino también hombres que colaboraban con las tareas de la casa, cambiaban pañales y se retiraban de su trabajo para asistir a reuniones de padres o buscar a los hijos del colegio.
El día de la mujer es una efemérides que genera opiniones encontradas.
Hay quienes se preguntan ¿Por qué un solo día al año? O ¿Por qué no existe el día del hombre también?
Sin embargo, se trata de una excelente oportunidad para homenajear a grandes mujeres que hicieron grandes cosas por la historia. Y no solamente mujeres famosas, sino todas aquellas que, día a día, contribuyen a escribir su propio capítulo.
A todas esas madres, abuelas, hijas, estudiantes, trabajadoras, amas de casa, deportistas, artistas, intrépidas, tímidas, populares, introvertidas, calladas o charlatanas, emprendedoras, sensibles, comprensivas, protectoras, amigas y compañeras, Salud Femenina les envía un cálido saludo en éste, su día.