Muchas mujeres pensamos que no es necesario contarle a nuestro ginecólogo si fumamos o no. En esta nota te explicamos por qué es importante que tu médico lo sepa.
Los anticonceptivos orales son muy efectivos para la prevención de un embarazo no deseado y además, con las nuevas fórmulas, muy seguros para la salud. En efecto, agregada a su utilidad como anticonceptivos brindan una serie de efectos favorables adicionales como la disminución del riesgo de cáncer de ovario y endometrio y de la enfermedad benigna de mama. También regularizan el ciclo menstrual y disminuyen la cantidad de sangrado con lo que ayudan a prevenir las anemias por pérdida de hierro.
Los nuevos anticonceptivos tienen hoy un riesgo muy bajo para la aparición de enfermedades cardiovasculares desde que no tienen un efecto desfavorable sobre los lípidos sanguíneos. Por lo tanto no contribuyen a la formación de ateroesclerosis aunque sí existe un riesgo levemente aumentado para las enfermedades trombóticas (formación de coágulos sanguíneos) aunque ese riesgo se considera dentro de niveles aceptables.
Por otra parte, el hábito de fumar ha sido claramente relacionado con un aumento del riesgo para trombosis arteriales, especialmente mayor para quienes fuman más de diez cigarrillos por día.
Se ha visto, también, que fumar y tomar anticonceptivos orales incrementa aquellos riesgos. Es decir, se potencian mutuamente, especialmente en las fumadoras importantes y que toman anticonceptivos orales con alta carga de hormonas (los más antiguos). Pero este riesgo también se ve aumentado para los más modernos anticonceptivos si se los complementa con el hábito de fumar.
Actualmente los expertos en el área salud recomiendan, especialmente para las mujeres mayores de 35 años que toman anticonceptivos orales, evitar el cigarrillo. Pero es sumamente prudente extender este consejo a todas las mujeres en general. Nadie duda hoy que anticonceptivos orales y tabaco son una mala asociación.