La menopausia y su significado en la mujer de hoy

La menopausia y su significado en la mujer de hoy

La experiencia de la menopausia varía de mujer a mujer y ha variado enormemente a través de los años y de las diferentes civilizaciones.

 

En las culturas primitivas la menopausia no parece haber estado acompañada del sentimiento de crisis que suele invadir a la mujer actual durante este período. Por el contrario, en aquellas sociedades los ancianos jugaban un papel importantísimo y la menopausia daba a la mujer un cambio beneficioso en su rol social.

Si nos remontamos a la antigüedad es difícil determinar el impacto que esta época de la vida despertaba en la mujer, pero ya en la Biblia se habla del «cambio de la personalidad de Sara cuando dejó de tener lo propio de las mujeres».

En el siglo VIII se pensaba que los síntomas eran producidos por la acumulación de toxinas producto de la «retención de sangre menstrual»

Aumenta el numero de mujeres en menopausia

La edad media de vida de una mujer durante la antigua Roma era de 34 años. En el siglo XVII sólo el 5% de las mujeres sobrevivían a la edad de 75 años. En la actualidad el 50% de las mujeres llegan a esa edad y por lo tanto una mujer puede esperar pasar la tercera parte de su vida en menopausia.

La menopausia se produce por una claudicación del ovario en su función endocrina, es decir que deja de producir hormonas (estrógenos y progesterona) y su primera manifestación «visible» es la amenorrea o ausencia de menstruación.

Pero la menopausia no es sólo un fenómeno fisiológico u orgánico, sino que está íntimamente asociado a variables psicológicas, sociales y culturales que le confieren características diferentes.

En un estudio presentado por la Dra Julia Casamadrid en 1995, en la X Reunión de Consenso sobre Climaterio de la Fundación Mexicana para la salud, se refiere a un estudio transcultural realizado en forma paralela en México y Grecia donde se halló que las mujeres mayas y las griegas tienen percepciones diferentes y expectativas distintas en esta etapa de la vida. Mientras las primeras perciben la menopausia como una etapa de la vida en la que se liberan de tabúes y restricciones que la sociedad les impone mientras menstrúan, las griegas no ven en el envejecer beneficio alguno y las mujeres padecen ansiedad y tienen una actitud negativa hacia esta etapa.

«En una cultura donde el deseo y la juventud van de la mano, no sorprende que la menopausia produzca vergüenza y culpa. Se juzga a la mujer por su aspecto físico mas que por cualquier otra cosa y con tanto énfasis en la belleza, la figura y la juventud, es difícil para la mujer valorarse a si misma cuando observa su envejecimiento externo.»

 Wright HJ. American J. Obstetrics Gynecology. 1998

La mitad de la vida

Casi sin darnos cuenta llegamos a la década de los cuarenta y salvo, cuando vemos a nuestros hijos casi adultos, o nos dejamos de mirar con detenimiento en el espejo para no ver el «efecto de la gravedad reflejado en nuestro cuerpo» o «esas huellas que el tiempo deja como surcos imposibles de disimular en el rostro», la verdad es que íntimamente nos seguimos viendo como cuando «éramos jóvenes» hasta que llega la menopausia, que es para la mujer el recordatorio más claro y contundente.

Aceptar el paso del tiempo es uno de los tantos desafíos o tal vez el más difícil, porque es aceptar nuestra vida finita, es enfrentarnos a la muerte en alguna de sus formas.

Porque precisamente la menopausia significa «la muerte de la posibilidad de dar vida», significa el fin de una etapa, significa el comienzo de la vejez o al menos el fin de la juventud. Pero ésta es sólo la mitad de la botella vacía, en la otra mitad tenemos la mitad de nuestras vidas por delante, que no es poco!

El punto es vivirla como se merece, no intentando vanamente creer que podemos volver a la adolescencia recurriendo a tratamientos interminables que nos hagan creer que la vida acaba de comenzar para nosotras. No, la vida está en la exacta mitad y debemos demostrar que ha servido de algo.

Asumir la dificultad y pedir ayuda

En 1995 se llevó a cabo un estudio en Dinamarca basado en encuestas sobre dos grupos de mujeres: entre 55 a 67 años el primer grupo y entre 67 y 80 años el segundo. En ambos grupos se notó una dificultad inicial en aceptar hablar sobre los problemas uroginecológicos y una clara tendencia a no consultar al médico sino a tratar de resolverlos en la intimidad y por sí mismas pese a tratarse de un país considerado con «mentalidad abierta y libertad sexual»

Considerando por un lado la reticencia de la mujer de hablar de estos temas y por el otro el poco tiempo que dura la consulta médica, el deterioro de la relación médico paciente y otras dificultades de los sistemas modernos de salud, es lógico entender él por que de la falta de consulta.

La Sexualidad : Siempre un tema de «dos».

En 1994 se realizó un estudio en seis países europeos para analizar el tema en una población de 3.000 mujeres entre 55 y 75 años que demostró que el 23% había reducido su actividad sexual por falta de interés (disminución de la libido). Sin embargo, los autores del trabajo señalan que no siempre el problema reside en la mujer ya que en el 25% de las parejas con problemas sexuales el origen radica en el varón, que también puede tener una respuesta sexual alterada en esta etapa de la vida.

En Holanda se realizó un estudio basado en un cuestionario a 5.000 mujeres entre 39 y 69 años, hallando que el 85% de las que no habían menstruado por un lapso mayor a 10 años tenían actividad sexual y la mayoría no refería importantes síntomas asociados a la sequedad vaginal que le impidiera o dificultara la relación pero si presentaban alteraciones en la libido con disminución o pérdida del deseo sexual.

Cuando hay soluciones

A partir de la década del 70 se comienza a tomar conciencia de la problemática que la menopausia representa en las mujeres, aún más cuando se comprende que con el aumento de la expectativa de vida la mujer pasa un tercio de su vida en esta etapa. Existen actualmente muchas formas de aliviar la sintomatología y mejorar la calidad de vida. El secreto está en consultar y optar junto al ginecólogo por el mejor tratamiento en cada caso, ya que es el único modo de poder empezar a encontrar la solución.

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